De hombre a hombre: un poema de amor
“Cómo digo que del amor no escribo
si, por no verlo, lo veo en cada esquina…”
De hombre a hombre es una historia de amor; como poema en servilleta o declaración apasionada escrita en el pupitre con compás, en secreto, prohibido, entre la mayeútica y una erección. El mismo compás con el que, en recreo, quieres hacerte un tatuaje de lujuria e impotencia: dos edades que se encuentran para crear la belleza.
“…Si el amor es todo lo que me excede
y todo lo que me falta. Lo sé…”
En 2013 la montamos por primera vez. Mi primera lectura del texto de Mariano Moro fue escéptica. Lo encontraba melodramático y exagerado, como si al amor entre un profesor y un estudiante adolescente lo hubieran forzado a entrar en una fábula de metáforas e insinuaciones que no terminaban de ser ni comenzaban a suceder. Por eso, con Chris Kaiser, directora del primer montaje, escogimos acercanos con Brecht, para jugar y romper con lo evidente.
El teatro nos sobrepasa y nos salva. El juego se convirtió, inmediatamente, en la evidencia de que “la poesía llama a la poesía”, a pesar de la mirada tan limitada de nosotros los directores. León, Daniel y Juan Sebastián, con el cuerpo como bandera, nos sacuden a una realidad inenarrable: el amor sucede fuera del tiempo, a intervalos de distancia, en un paréntesis del miedo.
“…Amo en algún lugar que permanece
antes de la caída.
Y renuncio a la farsa
porque el amor no me toca. Pasó…”
La servilleta en la que un adolescente declara su amor a otro hombre es guardada en la mochila. Imposible declamar el poema frente a todo el colegio; impensable, todavía, reunirse con amigos en recreos para hablar emocionados, descubriendo la lujuria, de las piernas del profesor. Entonces, el deseo no solo se contiene, sino que es forzado a entrar en una fábula de metáforas e insinuaciones que nunca terminan de ser ni comienzan a suceder. No es melodramático ni exagerado, es una forma de amar. Trágica.
“…Es mi manera de amar: tener miedo.
¿Qué más podría decir yo del amor?...”
Este montaje es un intento de amor, encarnado en la entrega de dos actores, hacia el teatro y hacia el amor entre quienes sufren el miedo.
Los versos en cursiva pertenecen al poema Un Poema de Amor, de Leopoldo Alas Mínguez.