Los juegos escénicos son puertas abiertas para que las personas descubran los mensajes inconscientes que transmite el lenguaje del cuerpo presente en la cotidianidad. Sucesos de una conversación en silencio, envío y recepción de un mensaje que se escapa, aparece, no se puede detener, pero sí descubrir. Al mismo tiempo que se desencadenan las escenas, se instala la atención en lo oculto detrás del juego, entre dos intérpretes con una maleta y una mesa.

El juego de la vida se hace evidente en las escenas, al provocar la atención del espectador en momentos vivos, sobre todo para invitarlos a reconocer sus historias personales. Dudas y pocas certezas, aperturan espacios de incertidumbre que incitan a los participantes a descubrir significados inmersos dentro de una conversación. Los momentos seleccionados se nutren de la presencia del espectador, no son definitivos, todas las personas forman parte de la obra y podrán vivir, experimentar, sentir lo que le sucede a los intérpretes.