El Teatro Clásico
Hoy, en mis clases, Estefanía Robayo y Fernanda Cadena, alumnas de tercer nivel del estudio de actores, ensayaron por segunda ocasión Las Troyanas de Eurípides.
La andadura de nueve años, casi, empieza a construir un estado que va más allá de los intercambios cotidianos con los alumnos. Las clases son, ahora, un continente de sabiduría madura y signos por descifrar.
Últimamente digo, a manera de provocación, que no formo actores, sino, en el mejor de los casos, público especializado. Soy injusto, aunque por exigencia con ellos, actores y actrices del estudio, que en su pequeño proceso, luchan por descubrir, conmigo, aquello que significa qué es ser actor, en un país, donde se ha aniquilado el medio teatral, a manos de los propios hacedores.
No hay medio, sin embargo, más de veinte empeñosos actores aprendices, se esfuerzan en conmovedores encuentros, por las tardes, en las clases del Estudio.