top of page
  • Diego Coral López

Otsukaresama deshita (o el entrenamiento como asombro)

El siguiente texto fue escrito a partir de un entrenamiento intenso en Suzuki Method y Técnica Viewpoints con la SITI Company de Nueva York.


 

El regreso está plagado de cuerpo.


Me duermo, al inicio involuntariamente, y luego asumo que me estoy apagando para obligarme a despertar con lo que en verdad se quedó en mí. Este sueño asienta la tristeza, me prepara para la cotidianidad, donde tengo que entrenar otro tipo de habilidades. Lo que busco, entonces, es algún equilibrio entre el asombro absoluto y el rigor de la sociedad. Lo busco inevitablemente. Pero también lo busco en contradicción; es decir, habito el inconveniente de saber que es imposible hacerlo, para convertirlo en teatro.


Esta acción es radical porque demanda un nivel de atención extenuante y un ejercicio de tomar partido diariamente, en cada circunstancia de la cotidianidad. Ese es uno de los primeros regalos que debemos hacer como artistas: entrenar el alma diariamente. Quizás solo entonces podemos entrenar fuera de la rutina social. O quizás solo así podamos hacer de un entrenamiento, ensayo o presentación el ejercicio radical de nuestra apuesta técnica. Creo que, de otro modo, sin la percepción diaria de la diferencia y el conflicto, el entrenamiento sería equivalente a ir al gimnasio y aprender de memoria textos bonitos. Interesante y legítimo, pero eso no es teatro.


Este sueño sobre le mar Caribe no puede, por lo tanto, aplacar la energía animal que se evidencia en la tristeza, la concentración, la pasión, el asombro absoluto, el descubrimiento de la belleza inesperada, la decisión de cambiar el mundo, de conectarse con la tierra en cada stomp, de escuchar a todo el universo en el espacio y tiempo de la escena.



18 visualizaciones
bottom of page